El maratón como la vida: estrategia, lecciones y reflexiones antes de correr 42K
- webmarienfz
- 27 ago
- 3 Min. de lectura
Correr un maratón es más que un reto deportivo: es un espejo de la vida. Tiene momentos de emoción, otros de dolor, pero siempre deja aprendizajes y una satisfacción enorme .A unos días del Maratón de la Ciudad de México, quiero contarte mi estrategia para los 42 kilómetros… y cómo esa misma estrategia se puede aplicar a la vida cotidiana.
Los primeros 10K: empezar con cabeza fría
El arranque de un maratón siempre es emocionante. En la CDMX hay una bajada de 61 metros que puede hacerte sentir imparable.
Mi plan es correr entre 4:35 y 4:40 min/km, sin dejar que la emoción me haga ir demasiado rápido. En la vida pasa igual: cuando iniciamos un proyecto queremos darlo todo de golpe (energía, tiempo, dinero). Pero si nos desgastamos al inicio, difícilmente llegamos al final.👉 La clave es empezar construyendo buenos cimientos.
Del 10 al 21K: fluir con el ritmo
Este tramo es casi plano hasta el kilómetro 16, y luego viene un ascenso de 33 metros hasta la Diana Cazadora.
Aquí mi estrategia es disfrutar de la porra y el ambiente. Sin audífonos, solo agradeciendo cada detalle. En la vida también necesitamos detenernos a valorar lo cotidiano: un café, una charla, un amanecer distinto.
Del 21 al 28K: el inicio del juego mental
Llegando a Masaryk, ya se empiezan a sentir las piernas. Es el tramo donde la emoción baja y aparecen los primeros dolores.
Aquí la estrategia es mantener la mente fuerte: enfocarme en la meta y no dejar que el cansancio me distraiga. Estos kilómetros se parecen a los obstáculos pequeños de la vida: problemas diarios, cansancio, desánimo. Todo depende de cómo los enfrentas.
Del 28 al 32K: cuando la disciplina sustituye a la motivación
Este es un tramo mentalmente duro. La meta aún parece lejana y el cuerpo ya se queja.
Aquí planeo poner música y dejar que el ritmo me lleve. En la vida, es la etapa en la que entra en juego la disciplina: no siempre tienes ganas, pero la constancia es lo que sostiene el proceso.
Del 32 al 40K: pasito a pasito
A estas alturas ya solo faltan 10K, una distancia familiar para quienes corremos. Pero también es donde duele todo.
La estrategia es clara: ir evaluando cómo me siento, aumentar poco a poco si hay energía, o mantenerme si el cansancio aprieta .En la vida, esta etapa representa cuando el objetivo está cerca, pero aún requiere paciencia. Es avanzar kilómetro a kilómetro, pendiente a pendiente, pasito a pasito.
Los últimos 2K: correr con el corazón
Cuando pasas el kilómetro 40 ya no corres con las piernas, corres con el corazón. Me quitaré los audífonos y dejaré que las porras me lleven hasta la meta.
Y en la vida también pasa: los últimos metros hacia un gran objetivo se logran con pasión, con emoción y con la certeza de que lo diste todo.
Reflexión final
No importa si hago récord personal o no. Lo que importa es disfrutar la carrera. Porque un número en el reloj no define tu valor.
Lo que realmente define un maratón —y la vida— es demostrarte que eres fuerte, resiliente y capaz de lograr lo que te propones.
Así que la próxima vez que te enfrentes a un reto, pregúntate:✔️ ¿Estoy construyendo mis cimientos con calma?✔️ ¿Estoy disfrutando de lo cotidiano?✔️ ¿Estoy dejando que la disciplina me sostenga?✔️ ¿Y estoy agradeciendo el camino, incluso con dolor?
El maratón, como la vida, duele, enseña y emociona. Pero siempre vale la pena. Porque al final, lo más importante no es el tiempo en el reloj… sino la persona que cruza la meta




Comentarios